sábado, 17 de septiembre de 2011

Estaciones equivocadas

Lo notas. Lo sientes. Ya nada es lo que era. La ilusión está perdida. Sabes que algo va mal pero no sabes cual es la solución. Vivimos por y para la intriga.

¡Sorpresa!

Entonces todo ha acabado. Y tú solo deseabas, como la niña que desea aquella muñeca de porcelana, que fuesen insólitas fantasías de tu mente. Que el suave deseo de volver a amar había podido contigo. Pero no, una vez más te solidarizas sosegadamente con Soledad. Sin duda alguna te vuelve a abrir las puertas con una grata sonrisa. ¿Grata o Piadosa? ¡Es indiferente! Me tuvo aprisionada por dos años en su terreno hasta que me escapé sigilosamente. Sin decir nada. Y no se de que manera, pero hoy me ha vuelto a encontrar. Y me hallo otra vez aquí, con los ojos de cristal y con lo que me queda de corazón. Se ha vuelto a derrumbar tras estar 730 días cerrado por reformas. ¿Tiempo perdido? ¡No! La caída ha dolido pero no ha sido dura. Se llama Costumbre. No se como ni porqué pero me ayuda a ver todo de una manera distinta. Con más calma. Le debo mucho. Ella lo sabe porque siempre está ahí, no falla.

Y entonces mientras escribes estas descosidas palabras, Esperanza se pone a jugar con tu mente. Busca motivos. Motivos para retroceder, no sufrir y pensar que nada es así. Que la felicidad está frente a ti y que simplemente te pueden las ganas locas de vivir por horas, por días, junto a ese fresco amor. Y te hace entender que debes hacer las paces con tu gran enemiga llamada Paciencia. Aquella que siempre dejas en el último tintero.

Aún así sigo sin saber quien es víctima de esta confusión.

Quizás toda la culpa sea mía. Cierto, lo es. Pero ¿Cual es el problema? Me volví a ilusionar sin pensar en el ayer y mucho menos en el mañana. ¿Dónde está la malversación? Me sentía preparada para volver a querer. Si. Me engañé a mi misma. Pensé que tomarme unas vacaciones en este ámbito me sentarían igual de bien que le sienta el sol a la blanca piel de un veraneante en tierras caribeñas. Pero no he viajado. Siempre me he quedado en la estación equivocada. Necesito más tiempo para aprender a subir en cada tren y saber bajar en la parada apropiada. A tiempo. No olvidarme las maletas en el trayecto anterior. Es inevitable. Siempre me entretengo viendo a aquella pareja despidiéndose con una abrazo caluroso y un dulce beso. Y saben que se van a volver a encontrar.

A mi nadie me acompañó a mi última estación. A mi nadie me echará de menos. Y es que sigo sin saber cuando y por qué pero noto que te has ido y aún estás aquí.


martes, 12 de abril de 2011

DISTANCIA


Es como un niño. Un niño caprichoso. Le encanta el chocolate con leche, hasta el papel que lo envuelve. Si no lo tiene se enfada. Y eso es lo que le hace especial. Esa rebeldía encantadora, esa mezcla de madurez y dulzura de un mocoso revoltoso. Ante todo siempre está en los momentos más difíciles teniendo las frases adecuadas para la ocasión. Palabras que son como el sol tras el aguacero. Y ahí es cuando te das cuenta que hasta en la distancia esa persona te quiere, te aprecia y hasta haría todo por verte feliz. Que te escucha por horas a través de un receptor sin importar la hora ni el día. Y es que me invitas a apreciarte aún sin conocerte. Tan solo deseo que con el tiempo pueda verte reír, mirar a esos ojos azul cristalino, escucharte, poder tocarte y hacer más inmensa esta amistad que nos une.
Hoy brevemente quise dedicar esta entrada a alguien muy especial para mi, conocido como: “Ale”.
PD: ME GUSTA CUMPLIR MIS PROMESAS

domingo, 6 de marzo de 2011

¡ GRACIAS !


No me habéis dado soluciones para todos los problemas de mi vida, ni habéis tenido respuestas para todas mis dudas o temores, pero me habéis escuchado y las habéis buscado junto a mi. No habéis cambiado ni mi pasado ni mi futuro, pero siempre que os e necesitado habéis estado hay. No habéis podido evitar que tropiece una y otra vez pero siempre me habéis ofrecido vuestra mano para así poder sujetarme y levantarme. Habéis apoyado y disfrutado mis alegrías, mis triunfos y mis éxitos. Nunca habéis juzgado las decisiones que he tomado en esta vida, simplemente os habéis limitado a apoyarme, estimularme y ayudarme si os lo pedía. No me impedisteis irme cuando me fui a Marbella pero si me deseasteis lo mejor y esperasteis a que volviera. Nunca me habéis dicho quien soy ni quien debería ser, solo me habéis querido tal y como soy. También habéis protagonizado los mejores momentos de mi vida y ello se puede ver en algunas de las fotos. Hoy me di cuenta de que debo ser 100% feliz: tengo más amigos de los que me imaginaba y una familia a la cual adoro. Todos destacáis por una cualidad diferente con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida. Muchos de vosotros (mi familia) estáis conmigo desde mis primeros minutos de vida, otros (mis amigos) lleváis media vida junto a mi.. pero también están las grandes personas que conocí hace poco tiempo atrás y las cuales me habéis demostrado mucho, me habéis demostrado que os importo y que realmente me queréis. Gente a la cual no veo día a día, ni comparto con ellos todas mis mañanas ni tardes, pero q siempre que me ven me demuestran que les importo. También agradezco a todas esas personas con las cuales e crecido profesionalmente. Hoy solo me queda deciros una palabra: GRACIAS. Gracias por estar en mi vida. SE OS QUIERE!
PD: Nunca había escrito en mi blog cosas que no fueran alguna que otra historia inventado por mi, pero hoy siento que os mereceis mi entrada.

lunes, 28 de febrero de 2011

TO RETURN


Vivimos en un mundo lleno de refranes. Refranes para cada momento. Digamos que levemente son la moraleja de las situaciones de nuestro día a día. ¿Que nos obsequian con algo?: A caballo regalado no se le mira el diente. ¿Te cuentan un secreto?: En boca cerrada no entran moscas. ¿Malas compañías?: Dime con quien andas y te diré quien eres. ¿Engaños?: No todo lo que reluce es oro. Y así con infinidad de dichos. Básicamente tendemos a pensar que tras su vejez, dicha enseñanza, es totalmente cierta. Pero no. Por ello voy a hacer hincapié en uno de los maduros refranes que muchas de las personas creen que es así: “Las segundas partes nunca fueron buenas”. ¿Porqué? Donde hay amor hay perdón. Y es que el pesimista siempre ve la dificultad en cada oportunidad mientras que el optimista ve la oportunidad en cada dificultad. Procurar que una relación ya acabada vuelva a florecer, es un sueño, y un sueño solo puede triunfar sobre la realidad si se le da la oportunidad. El fin del amor puede ser tras una decepción pero un fracaso es una gran ocasión para empezar otra vez con más inteligencia. Cada día es una nueva oportunidad de enmendar tus errores. Y claro que ya nada será lo de antes y debes tener en cuenta que el gran amor y los grandes logros requieren grandes riesgos. Pero calma, que no hay disfraz que pueda por largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay. Sabemos que, la mayoría, hemos sufrido la ruptura de ese primer amor, de ese amor que desde el primer día de su fusión nos parecía eterno. Hay personas que, tras la desavenencia, enseguida rehacen su vida y otras que guardar luto de por vida a ese amor sincero. Pueden pasar días, meses y años, tener otras malas relaciones, quedarte nuevamente con “Soledad” que entonces nace la duda de si ese primer amor con el cual todo era maravilloso era el apropiado para seguir siendo o ser feliz en tu vida. Y entonces das el paso y una vez superada la fase de duelo te pones como meta volver a encender ese sentimiento y más cuando es mutuo, cuando resulta que la otra parte de la historia también percibe la misma conmoción. Y el que no arriesga no gana. Tan solo queda reforzar la seguridad en ambos, no osar en las recriminaciones, olvidar la palabra rencor y todo lo que le rodea, vivir y amar en confianza, abandonar el NO, dejar de sentir la necesidad de justificarse en todo pero sobre todo expresar íntegramente lo que se siente, porque el amor es como el fuego: si no se comunica se apaga. Simplemente hay que estar soberanamente preparado. Dicen que el amor que pudo morir no era amor, pero lo que muchos no saben es que ese amor quizás nunca falleció. Que quedó oculto en un recoveco del corazón. ¿Qué es lo que hace darte cuenta de ello? El que cada vez que viajas al pasado, los únicos buenos recuerdos son con aquella persona con la cual compartías tu vida. El que cada vez que has intentado rehacer tu vida, has comprobado que tras cada beso, tras cada caricia aquella persona aparecía en tu mente. El que cada vez que has estado triste, lo único que te animaba era releer las vetustas cartas que él te escribía. El que pronunciases sin duda alguna su nombre, cuando te preguntaban con quien reharías tu vida. Y así infinidad de cosas más. Él, él y él. Y como bien dijo un sabio cantautor: porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren. En definitiva cuando decidimos navegar en un nuevo propósito o nuestra vida toma un nuevo camino, ya sea por decisión propia o porque las circunstancias nos condujeron a ello es necesario confiar en que las cosas pueden ir bien, creer en lo que hacemos, ponerle mucho empeño, mucha fuerza, mucho amor y pasión, así parezca demasiado intrincado o difícil. Al asumir una actitud positiva o de confianza en nuestra capacidad, estamos inclinando la balanza a nuestro favor, y encaminando nuestras energías a lograrlo, y nuestra fuerza interior será nuestra cómplice. Porque solo el tiempo es capaz de comprender cuan importante es el amor. A buen entendedor pocas palabras bastan.

lunes, 14 de febrero de 2011

MIEDO


“ Es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza “. Se llama Miedo. Y esa sensación recorre mi cuerpo y se para en mi pecho. Allí, en mi corazón. Ataca al mas débil. Se abalanza sobre él. Y entonces me paralizo, me detengo ante cierto dolor que me conmueve. Siento miedo, no quiero perderte. No quiero subir al cielo, tocar las estrellas y bajar con las manos vacías, como si nada hubiera pasado. Como si todo esto que he sentido hubiera sido en vano. Como si mis ganas de vivir por y para ti las tuviera que dejar al viento. Siento miedo, no quiero quererte y luego perderte. No quiero abrir mi corazón, dejarlo en tus manos y que en un tiempo lo abandones en el rincón mas perdido de la ciudad mas lejana. No quiero correr hacia ti con los brazos abiertos y no encontrarte al final de la carrera. No quiero quererte sin tenerte. Eres como el fruto prohibido. El Si del No. La mancha de la pared blanca. El azúcar de la dieta. Siento miedo no quiero tenerte, quererte y luego perderte. No quiero sentir que eres el hombre perfecto porque entonces haría todo por tenerte junto a mi. Y no quiero comprobar que eso no es posible. Amar es de locos y de locos es no querer por miedo. No quiero ilusionarme con nada y que nada sea una ilusión. Y es que estoy aquí perdida en tiempo y espacio, ¿Será que algún día volveré a reconocerte tras aquel dulce olor? Y después del deseo viene el miedo a perder esa cosa. A perderte a ti. Pero fin. El miedo se abalanzó sobre mi. Hoy me llamo miedo. No tengo otro nombre. Y otra vez más vuelvo a sufrir algo que ya estaba escrito. Otra vez más caí en el juego del amor en soledad, juego de uno, querer sin futuro. Siento que cada paso que doy es en vano, siento que tras una larga temporada en silencio, mi corazón vuelve a gritar de dolor. Se acabó. Fin. No quiero querer sin que me quieran, no quiero sentir por nada ni nadie, quiero ser de piedra. Y deplorablemente subí al cielo, toqué las estrellas y bajé con las manos vacías. Mis ganas de vivir por y para ti se las dejé al viento. Hice que mi corazón volviera a funcionar en vano. Lo dejé en tus manos y siento que ya lo abandonaste en la calle del olvido del pueblo más lejano. Eres el relámpago en mis noches de lluvia, el cielo de estrellas sin luna. Me ilusioné, imaginé y construí una historia de mentira. Engañé a mi corazón haciéndole pensar que todo esto le gustaría. Le dije que no temiera que esta vez pintaría las mañanas de colores y le regalaría flores con olores. Hoy hasta él me ha abandonado. Me ha dicho que ya no quiere sentir nada por nadie. Que no quiere seguir conjuntamente con su gran enemigo llamado dolor. Que si, que vuelve a perder la batalla. Y que se retira del “oficio del sentir” por una larga temporada. Y no me queda de otra. Estamos aquí para ser felices. Y hoy me tomo un tiempo indefinido en el mundo del amor.

viernes, 4 de febrero de 2011

* Y voy a tener tacto...

Ahora mismo si no fuese por las bajas temperaturas y porque el mundo duerme, saldría a gritarle al viento hasta quedarme sin voz. Quizás así se me quitaría este nudo doloroso que una mañana mas se crea en mi pecho. O quizás no. Y es que no entiendo nada, ahora si lo entiendo, ahora no.. ¿Y dentro de unas horas?: quizás lo vuelvas a entender (o eso dice mi mente). Paciencia y calma me digo a mi misma. Aunque ahora mismo no me importaría llegar hasta ti corriendo. Me mata la comunicación por pantalla y teclado. Me siento impotente. Quisiera decirte tantas cosas... pero no me das tiempo a nada. Quisiera ser la parte positiva de todo lo negativo en tu vida. La alegría entre tus tristezas. El punto blanco ante lo negro (aunque suene paradójico). Quisiera hacerte entrar en razón y enseñarte que, aunque nada sea como deseamos, nada es imposible. Que nos quedan muchos días por vivir y aun somos jóvenes. Que hay que luchar aunque siempre sea contra marea. Yo he sido en teoría, casi siempre infeliz pero LO QUE NO ME MATA ME HACE MAS FUERTE. Y se que estoy aquí para vivir la vida, y que si yo quiero puedo maquillar todo de bonito aunque sea mentira. Pero prefiero vivir en una mentira a que no vivir o vivir dándole la espalda al mundo. Y es que.. estamos aquí para ser felices. No entiendo como una persona como tú, sincero, amable, de buen corazón, con personalidad no sabe valorar mas esta vida. ¿Te faltan fuerzas? Toma las mias. No sirve de nada agarrarse a la tristeza y a la soledad... no dan color a tu vida. Sal, aunque estés cansado y desgastado por los sinsabores de la vida, y vete a buscar la felicidad. Y entonces comprenderás que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar. Y entonces entender que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior. Descubrirás que cada edad tiene su propia medida de felicidad y tú ahora estas aquí para ser feliz. Si algo no está resuelto, si algo no te deja ser feliz... ¡ actúa!. Y si tienes que llorar, llora porque descargarás tensiones. Comparte tu malestar conmigo, con tu familia, con quien sea que te quiera. Pero sobre todo descansa y reflexiona e intenta poner en orden todo lo vivido. Deja el pasado atrás, vive el presente que será el resultado de tu cosecha del futuro. Vales mucho y tú estás aquí para ser feliz. Para coger el timón las veces que haga falta aunque vuelvas a perder el control. Aunque suba la marea y las altas olas te asusten. La vida es muy breve... Solamente tienes una vida.Camina siempre de frente. No retrocedas ante nada y cuando tropieces toma más fuerza y si el fracaso te visita empieza de nuevo. Nunca permitas que la cobardía ni el desánimo estropeen tu destino. Cuando te sientas triste, débil y sólo, mira a tu alrededor y seguro encontrarás una palabra de amor, gente que te apoye, personas que te hagan sentir importante, y que te devuelvan la vida en un instante. Siempre conseguirás a alguien que te escuche, que te acompañe y te brinde una mano amiga. Vuelve a ser dueño de ti mismo. Reconcíliate con la vida. ¡Acepta lo que no puedes cambiar! Los problemas, las angustias, la incomprensión y el desespero son cuestiones pasajeras. ¡Todo pasa! Mañana cuando vuelva a salir el sol verás más claro tu camino y la tormenta de ayer te parecerá tonta y sin sentido. Sé feliz todos los días. Tienes miles de motivos para serlo. La felicidad no es inalcanzable, está a tu lado todos los días. Sólo debes descubrirla y no dejarla escapar. La felicidad se compone de tantas partes que siempre faltará alguna, pero no pasa nada. Y es que si piensas que estás vencido... lo estás. Si piensas que no te atreves... no lo harás. Si piensas que te gustaría ganar, pero crees que no puedes...no lo lograrás. Si piensas que perderás... ya has perdido. El éxito comienza con la voluntad. Porque muchas carreras se han perdido antes de haberse corrido. Piensa en grande y tus hechos crecerán. Piensa en pequeño y te quedarás atrás. Así que piensa que puedes y podrás. La batalla de la vida, la gana aquel que cree poder hacerlo. En fin.. yo llegué hace muy poco a tu vida, quizás no sea nadie en ella, pero me satisface haberte conocido independientemente de todo lo demás. Nunca me alejaré.

(Carta dedicada desde el corazón a B.M.A.)

sábado, 27 de noviembre de 2010

ODIOTE



Odio tener que odiarte sin que tú seas el culpable. Odio los días de lluvia y no tener en casa todo lo que deseo. Odio mi timidez por momentos. Odio mentir diciendo la verdad. Odio saber que te quiero y obligarme a olvidarte. No odio mi bondad. Odio que las redes sociales sean nuestro principal medio de comunicación. Odio soñar contigo y despertarme en el momento del beso. Odio que el resultado de mi desmesurada confianza sea la desconfianza. Odio cuando alguien inmaduro se cree maduro. Odio que la la fecha de caducidad del yogur sea la misma que el día que te conocí. Odio contestar al teléfono en el último tono y que justo me cuelguen. Odio cambiar de canal y que cuando regrese se haya acabado la película. Odio ser conformista con lo que no debería y no serlo con lo que si debería. Odio que me guste todo de mi. No odio creerme mejor que nadie: me enseñaron a eso. Les odio a ellas. Odio mi orgullo. Odio mi voz al teléfono. Odio tener que prepararme para ir solo a comprar pan. Odio mi coquetería. Odio ver películas de terror, girarme, y que no esté ese abrazo protector. Odio quemarme con la comida. Odio no lamentarme cuando suspendo. Odio consentírtelo todo. Odio la playa sin sol. Odio a quienes no aceptan un NO por respuesta. Odio dirigirme a la cocina y no encontrar lo que quiero. Odio bañarme sin música. Odio el “tienes razón” sin argumento. Odio que la Coca-cola se quede sin gas. Odio que solo me quieras cuando me voy. Odio los que sacan un nueve y posteriormente lloran porque no obtuvieron el 10. Odio no saber lo que quiero, no saber a quien quiero. Odio el amor sin sexo. Odio como unas simples palabras me amargan el día. Odio cuando no me llamas fea. Odio leer todos los mensajes del móvil cuando me aburro. Odio ver como muerdes la cuchara y absorbes la sopa. Odio poner la tele y que todos los canales estén invadidos por los anuncios. Odio el niño del ascensor que marca la parada en cada piso. Odio ser princesa y no encontrar a esa rana. Odio el miedo. Odio querer decirte tantas cosas y no decirte nada. Odio que me saluden y me den la mano. Odio cuando en las bodas no ponen “ Paquito el chocolatero”. Odio que me hablen con las gafas de sol puestas. Odio que seas tú esa persona. Odio no decidirme. Odio el silencio. Odio gritar cuando veo una insignificante cucaracha. Odio tenerte lejos. Odio los chistes malos aunque siempre recurra a ellos. Odio a la gente que se cree superior por estudiar Ciencias. Odio que el abuelo de la esquina me diga “morena” con cara de deseo. Odio morderme la lengua. Odio la expresión: “¡DIOS!” en la boca de quienes no creen. Odio saber que no me convienes. Odio abrir la boca cuando me pongo Rimmel. Odio llegar cuando todos se van. Odio las palabrotas. Odio como ella es capaz de alterar mi estado de ánimo cuando reaparece otra vez. Odio la soledad sin compañía. Odio cuando el sol se esconde entre las nubes y de repente hace frío. Odio que hablen en otro idioma que no entiendo. Odio llorar y que se me quite la pintura de los ojos. Odio despertarme justo antes de que suene el despertador. Odio la sal en el mar. Odio que me llegue un mensaje y sea publicidad. Odio los lunes, martes y miércoles. Odio el sexo sin amor. Odio el mismo miedo que me entra cada vez que subo a un avión y empiezan a explicar: “en caso de emergencia..”. Odio el tabaco. Odio estudiar durante días y después no presentarme al examen. Odio el formato de escritura T9 del móvil. Odio que me griten. Odio recordarte cada minuto de mi vida. Odio que del amor al odio haya un paso. Odio que se me quede una canción en la cabeza y tararearla durante horas. Odio encontrarme a 500km de distancia de los que quiero. Odio que me traten de usted. Odio pensar en ti cuando te necesito y que no estés. Odio discutir por teléfono y que me cuelguen. Odio quedarme dormida en el coche en los viajes largos. Odio mancharme solo cuando voy de blanco. Odio que te acuestes con todas. Odio las despedidas. Odio odiarte. Odio levantarme cada mañana. Odio acordarme de ti en cada luna llena. Odio odiar tantas cosas.

lunes, 17 de mayo de 2010

Penurias de amor


1. Celebración anual
2. Primer encuentro
3. San Juan
4. Estío versus Amor
5. 24 de Noviembre
6. Cenizas
7. Nueva primavera

El amor es como el fuego, si no se comunica se apaga. Y así fue. Aquella bonita historia llegaba a su fin, atracaba ya en el último puerto sin haberme dado cuenta.
Y es que, nunca me había detenido a pensar como sería este momento en donde él ya no perteneciese a mi vida por mucho que aún lo sintiera dentro de mí.

CELEBRACIÓN ANUAL
Mi hermana había decidido cumplir años, exactamente 24. Aquella noche la temperatura era de unos 17º, la cual notaba en mis piernas al haber decidido vestirme aquellos atrevidos gregüescos. Me había visto obligada a celebrar con ella su aniversario, a tomar un par de copas y aparentar que era la mejor fiesta por mucho que fuéramos tan solo tres invitados.
A pesar de la diferencia de edad mi hermana y yo nos parecemos mucho, salvo en la altura y en el mal humor que a ella, a veces, le caracteriza. Aquella noche empezaba a ser entretenida, aunque esta sensación creo que era producida por aquel mínimo grado de alcohol que ya se hallaba en mí.
Martínez, la tercera invitada, había decidido finalizar la fiesta por su parte ya que su "prometido" requería de su presencia para asistir a otro guaquete. Yo también lo hubiera hecho, aunque casi tuve un ataque de pánico cuando me vi casi sola en aquella microscopia e insinuante discoteca. Siempre se me a dado muy mal mentir pero no podía arruinar la "gran" fiesta de mi hermana, asíque decidí tomarme una copa mas.
Estaba segura de que aquella noche terminaría pasándomelo bien, después de tantas risas, de tantos bailes y de alguna distracción.

PRIMER ENCUENTRO
Ya no sabía cuanto aguantaría más, pero aun conseguía ir al compás de la música mientras me movía sin parar de un lado para otro.
Decidí detenerme.

- Buenas noches -aquella voz captó mi atención.- Has bailado muy bien.

- Gracias -dije medio avergonzada-.

Alcé la vista y le vi regalándome una sonrisa tan encantadora que tan solo pude observarle como una niña de 15 años. Me tomó la mano y me ofreció goma de mascar.
No sabía como interpretar ese gesto,¿Sería mi aliento? Imposible, me lavo los dientes tres veces al día. Asíque decidí pensar que había sido un pequeño detalle por su parte. Su rostro me turbaba de tal manera que decidí despedirme e ir en busca de mi hermana.
Cuando íbamos ya de camino a casa no presté nada de atención mientras mi hermana me contaba las hazañas de la noche y tampoco estuve atenta cuando el taxista me había brindado su número de teléfono por si otra noche lo necesitaba. Los 17º habían bajado a 14 y la lluvia comenzaba a mojar mi pelo, pero agraciadamente ya me encontraba en casa. Aquel chico no había salido de mi cabeza desde el momento en que me saludó.

SAN JUAN
Lo que más me gustaba cuando se acercaba el verano, después de un año duro en la facultad, era disfrutar del tiempo con mis amigas. Era ya 23 de Junio, y a las doce de la noche habíamos quedado para realizan varios rituales típicos de la noche de San Juan. Mi amiga Lozano había estado buscando un par de ellos vía Internet.
Habían pasado dos meses desde que mi hermana había aumentado su edad. Dos meses en los que no supe nada de aquel bello semblante.
La kilométrica playa estaba colmada de gente, de hogueras y el cielo repleto de fuegos artificiales. Entonces una figura esbelta captó mi atención, era él. Allí se encontraba entre su grupo de amigos. Vestía una camiseta lila ceñida al cuerpo y un calzón a juego de flores verdes. Percibí incertidumbre en su mirada. Me di cuenta de que esta vez tenía que ser yo la generosa e ir a saludarlo.
Tras una larga charla, decidimos acudir a bañarnos en las cálidas aguas del mar mediterráneo cubiertas, en la noche, por un cielo estrellado. Me sentí totalmente segura a su lado y por momentos me daba igual en donde me encontraba. La luna iluminaba su rostro asíque me dispuse a estudiar sus facciones perfectas. Seguí en silencio escuchando tan solo el sonido que hacían las olas cada vez que llegaban a su fin. En ese momento parecía que únicamente estábamos él y yo por mucho que en la realidad estuviéramos rodeados de cientos de personas.
Me limité a conversar de cualquier cosa insustancial. Lo único que me importaba era aprovechar el tiempo a su lado, después de dos meses de larga espera.

ESTÍO versus AMOR
Mi sonrisa diaria simplemente significaba una cosa clara: que era la persona más feliz en mi planeta. Un primer beso, miradas penetrantes, caricias terminadas en escalofríos, juegos de amor, atardecer en la playa cada luna llena.. eran los condimentos exclusivos de la ensalada de mi Estío.
Éramos dos gotas de agua en un mismo cristal. Tan solo nos diferenciaba que yo quizás era más madura, tenía dos años más que él y eso a veces se hacía de notar. Aún así nuestras almas tenían una compenetración admirable, nuestras personalidades se asemejaban tanto en la locura como en la cordura. Vivíamos y éramos felices el uno con el otro, nada nos faltaba y si era así, nuestras mentes privilegiadas, con la imaginación, se encargaban de ello.
Aquella tarde el tema de conversación había finalizado en un acuerdo: Si nuestra relación deplorablemente se acabase en el futuro, aunque hubiesen pasado diez, quince o más años sin saber el uno del otro, nos pondríamos en contacto. Yo recibiría una llamada de él para acudir a su majestuoso yate en donde veríamos el atardecer y sin peros, aceptaría. *1( http://dobledeazucar.blogspot.com/2010/01/aimami.html )
Otra vez la suculenta imaginación nos hacía volar al futuro para reírnos en el presente. En realidad lucharíamos por no separarnos nunca.

24 DE NOVIEMBRE
El amor es como el fuego, si no se comunica se apaga. Algo no iba bien. Adquirí conciencia plena de que quizás todo había llegado a su fin. Estaba viendo una película cuando recibí una llamada suya:

- Tenemos que hablar -su voz tenía un toque siniestro y la escasez de mas palabras me dieron a entender que me preparase para lo peor.

Me recliné del sofá, cogí las llaves y salí de casa hasta el lugar del encuentro.
Allí estaba, sentado bajo aquel árbol refugiándose de los rallos del sol. No le miré a los ojos, no me atrevía. Sabía que en ellos encontraría la respuesta antes de que en sus palabras. El corazón comenzó a latir a mil. Se levantó en silencio y se detuvo ante mi, pero la pausa fue muy corta y decidió hablar:

- Necesito un tiempo -Me senté antes de que la debilidad que ahora había en mis piernas no me dejaran mantenerme en pie- No consigo dormir las noches y no se si es porque se acabó el amor.

Lo que todo eran risas ahora eran lágrimas. Tomó mi rostro entre sus manos las cuales limpiaron las gotas que lo recorrían. No se había ido aún y ya le echaba en falta. Por primera vez le sentía lejos, muy lejos. Allí en donde nuestras almas ya no se encontraban, en donde nuestras personalidades chocaban.
Nunca le había exigido que me amara. Nunca le había pedido que me quisiese. Nunca le supliqué que me echase en falta. Tan solo le pedí que me dejara estar a su lado, que me dejara amarle, cuidarle, solo quería ser feliz con él, solo pretendía que me llenara los espacios de soledad que habían en mi, que llenara mis tristezas. No me importaba vivir a escondidas de los demás por él.
Pero todo había acabado, ya no había vuelta atrás.
Durante un escaso segundo pude pensar con claridad. Le cedí el tiempo que me pidió y seguidamente se aseguró de dejarme en casa para que yo no cometiera ninguna locura. Él sabía que yo sufría.

CENIZAS
- Año nuevo, vida nueva -fueron las palabras que mi madre me susurró al oído después de habernos fundido en un abrazo al haber devorado las uvas en cada segundo-.

Para mi no era así. Yo no quería cambiar mi vida por mucho que dicha frase echa lo comunicase en cada cambio de año. Mi deseo, después de casi mes y medio, era volver con él. Pero ya era difícil, había pasado demasiado tiempo. Tiempo que no había curado aquellas dudas que mi amado tenía.
Y todo llegó a su fin, tan solo me quedaba devolverle todo, o casi todo. Devolverle esos pensamientos que puso en mi cabeza. Y los que iba a poner. Me quedaría con los hechos que hablaban de él por si mismos. Le devolvería mis ilusiones, sus ojos, los más bellos que nunca tuve. Me quedaría tan sólo con alguna de sus miradas. Le devolvería también mis ganas de que llegase cada tarde para ir a verle. Mis ilusiones de ir a cenar nuevamente juntos por cada mes que cumplíamos, de irle a buscar y abrazarle. Le entregaría todos los encuentros imaginarios que siempre tuvimos, como aquella película, nuestra película, "Tyana y el sapo". Me quedaría con la primera vez que le conocí, por cierto, un día muy especial. Tal vez algún día sepas porqué me quedaré yo con esa parte. Le suministraría mis pensamientos de: ¿Cómo aparecerá detrás de la puerta? cada vez que subía hacia el cuarto, en donde se encontraba tu casa. Me quedaría con tus palabras ofensivas que me hacían reír y alegrarme, y que pensabas que yo pensaba que eran insultos por tu manera de expresarlas. Me quedaría con esas despedidas que duraban hasta el amanecer y que siempre complicaba cuando yo te decía: - ¿Y porqué no vienes conmigo?- y entonces se te venía el mundo encima por no poder complacerme. Me quedaría con esos largos y lindos momentos que a veces me dejaban sin aire. Te devolvería mis ganas de, algún día, ayudarte con lo que me pediste. También te regalaría todo ese tiempo que ahorré para poder hacerlo. Te devolvería las pocas historias que te conté mientras parecía que no me escuchabas o estabas en otro lugar.
Y por último te devolvería las lágrimas que lloré cuando te fuiste de mi lado, el dolor y mi coraje. Y es que, ya todo son cenizas.

NUEVA PRIMAVERA
Nada ha vuelto a ser como antes. Ni tú, ni yo, ni nuestra historia. Tan solo queda que pasen los años que quizás serán el pasaje para que surja cierta llamada.
...Y así fue. Aquella bonita historia llegaba a su fin, atracaba ya en el último puerto sin haberme dado cuenta.
Y es que, nunca me había detenido a pensar como sería este momento en donde él ya no perteneciese a mi vida por mucho que aún lo sintiera dentro de mi.




*1 ANEXO: Historia ya escrita en la cual se cuenta dicho encuentro.

(Basada en hechos reales)

viernes, 15 de enero de 2010

AIMAMI




No me importaba ni el porqué, ni el cómo, pero ese precioso paraíso era solo mio. Allí donde la brisa fresca destemplaba mi cálida y morena piel era donde conseguía olvidarme de todo, de todo aquello que era como puñaladas hacia mi sensible corazón. Tan solo tenía que buscar un lugar congestionado de soledad para que sirviera de pasaje hacia "Aimami". Así había nombrado a aquella isla imaginaria, la cual era el refugio magnífico cuando mi vida real era atacada por colosales tempestades.
Todo era precioso: la playa de blanca arena, aguas cálidas y cristalinas y largas palmeras que a veces servían para esconderme de la luz que iluminaba el cielo. Aquella isla era el lugar idílico de encuentro para los amantes. Aunque yo me había apoderado de ella para todo lo contrario.
Cada vez que llegaba a casa del bufete, me despojaba de los zapatos y directamente me dirigía hacia la acogedora cocina, para refrescar mi paladar con aquel rico vino de origen italiano denominado "Canei", mientras me relajaba de aquel fatídico día. Por primera vez perdía un importante caso y era algo que tenía que asumir. Yo sabía que mi vida estaba inestable desde el día que Oscar, mi secretario, había dejado aquella nota en mi amplio escritorio que decía: " Te han llamado, pero dicho señor no me ha facilitado su identidad. Tan solo a dejado una serie de palabras que tu enlazarías: Pétalos blancos, puerto, yate." El volver a recordar esas palabras en mi mente, hizo que aquella botella de vino desapareciera en menos de lo esperado. No podía ser. Ahora no. Aquel hombre que en el pasado me había hecho la mujer más feliz y a su vez desdichada, volvía al futuro como así me había prometido en nuestra adolescencia.
Aunque no pasábamos por nuestro mejor momento, mi marido acababa de llegar a casa. Para no tener que enfrentarme a él, cuando el cenaba yo emprendía camino hacia la ducha, y cuando él se dirigía hacia el baño central, yo ya me hallaba en la cama durmiendo. O mejor dicho, hacía que dormía.
El fin de semana lo habíamos aprovechado para reencontrarnos con la familia, asique fueron dos días que se pasaron con brevedad. Sinceramente tenía ganas de que fuera lunes, para llegar al bufete. Aquel era el lugar idóneo que me servía de pasaje hacia "Aimami", antes de que llegaran los demás empleados.
Ya era el cuarto "ring" y no entendía porqué Oscar no respondía la llamada, asique decidí hacerlo yo. Mi "Diga" fue seguido de un largo silencio. El corazón empezó a latir a una velocidad preocupante, ¿Sería él?.
"Hola", aquella voz era inconfundible, era él. Pensé en colgar, pero huir no era típico en mi. Sin darme cuenta ya llevábamos más de media hora de conversación entre risas y lágrimas, todo eran recuerdos y más recuerdos. Había decidido aceptar aquella invitación, más que nada, porque diez años atrás él me había advertido que dicha llamada surgiría en mi futuro y yo le había prometido que aceptaría.
Me dejó una serie de pistas que yo tenía que seguir. Tardé mas de una hora en descubrir aquel gerogrífico, y menos mal que mi compañera me brindó ayuda."Luque", compañera y gran amiga. Era quien estaba en todos aquellos momentos dificiles de mi vida y era la que me incitaba a hacer este tipo de locuras.
Un vistazo al reloj.Las siete de la tarde y me encontraba en el puerto frente aquel majestuoso yate. Todo era tal y como lo había imaginado. Me dispuse a entrar y allí estaba. Por primera vez después de aquel gran periodo de nuestras vidas sin vernos, nuestras miradas se volvían a encontrar y como siempre yo no la había podido resistir. Esa mirada siempre había sido mas penetrante que la mía. Me sentía niña otra vez, me agonizaban las ganas de volverle a besar, pero solo tuve que leer las palabras del silencio. Me agarró de la mano y nos dirigimos hacia la proa del yate que era la mejor zona para visualizar aquel atardecer.
Lo que tan solo había sido un juramento de niños se había echo realidad. Y yo ciertamente volvía a ser feliz.
No me importaba ni el porqué, ni el cómo, pero ese precioso paraíso era solo mio. Allí donde la brisa fresca destemplaba mi cálida y morena piel era donde conseguía olvidarme de todo, pero esta vez acompañada. Ahora aquel yate atracaba en aquella isla cada atardecer.Ahora aquel paraiso era real. Ahora... volvía a ser yo.

jueves, 7 de enero de 2010

El orden de los sentimientos

Al fondo del desván, encontré aquella larga y estropeada escalera de madera que cumplía los requisitos necesarios del utensilio que buscaba para ordenar mis sentimientos. Lo tenía todo planeado, todo escrito en aquella mugrienta lista que había realizado en la cara posterior del último tiket de compra: "Amor, amistad, familia, soledad, alegrías, tristezas..." solo me quedaba poner un poco de orden y ubicar cada sentimiento en el peldaño oportuno. Tal y como lo había pensado, aquella caja mas pesada, lacrada por tres herrumbrosos candados, se alojaría en el último peldaño, allí donde nadie pudiera llegar, ni husmear. Allí donde ni yo misma pudiera acudir en los momentos de mayor tristeza y nostalgia. Me levanté en busca de un boli para borrar de aquella lista el primer sentimiento ya guardado y el mas importante para mi: AMOR. Pero aun quedaban varias bomboneras,un par de cofres y un joyero que utilizaría como cajas para esconder o conservar los sentimientos restantes. Este primero había sido sinceramente escondido.
¿Bombonera o baúl? ¿Cuál resistiría más para guardar la AMISTAD? Sin dudarlo dos veces tomé aquel viejo y estropeado baúl, pero grande y seguro, para colocar a todas aquellas personas que adoraba y que quería conservarlas de por vida. Me llevó varios minutos sellar y colocarlo dos escalones más abajo de la primera bombonera. Pero.. ¿ porqué había preferido colocar en lo más alto de la escalinata aquellas dos cajas? Me senté a meditarlo encima del plástico que envolvía el anticuado canapé con destellos dorados que yo misma había colocado allí hace un par de años, al cambiar la decoración de la acogedora salita de estar.
Sin saber porqué, escuchaba de lejos como alguien pronunciaba mi nombre una y otra vez. Cada vez dicha voz se notaba más cerca acompañada de un movimiento brusco en mi hombro derecho. Me había quedado dormida. Se me había olvidado la comodidad que proporcionaba el maldito canapé y mi madre me ayudó a sobrevivir de aquel profundo sueño que se estaba adueñando de mi. Tan solo me trajo un par de cuerdas y sogas que le había pedido antes de emprender mi camino hacia el desván.
Claramente AMOR y AMISTAD estaban en los último peldaños porque era algo que valoraba demasiado. Algo que nunca quería perder, ni sus recuerdos, ni a la gente que protagonizaba junto a mi esos sentimientos.
Cogí aquel precioso joyero que me habían regalado hace tiempo, y que ya no utilizaba porque en mi cumpleaños pasado había recibido como obsequio de mi hermana mayor uno nuevo. Quería guardar en el algo importante por la belleza que desprendía con esa pedrería azul, roja y verdes flores. Sin pensarlo metí en el a la FAMILIA y lo coloqué abajo, en el primer escalón. Allí donde cada vez que yo quisiera acudir a el, no tuviera dificultades para cogerlo. Porque lo último que siempre queda, realmente es la familia.
Ya tan solo me quedaban un par de bomboneras en las cuales metí el resto de sentimientos y los coloqué desordenadamente en los peldaños vacíos del medio de la escalera. Le dí el último bocado al trozo de roscón de reyes que mi madre me había traido junto al resto de cosas que le había pedido, coloqué bien el plástico que tapaba el anticuado canapé, me di media vuelta y una vez en la puerta observé por última vez como habían quedado ordenados mis sentimientos. Apagué la luz y me despedí durante un tiempo de aquel trabajo que me había ocupado toda la tarde, el cual sabía que tarde o temprano tendría que volver a ordenar.

martes, 22 de diciembre de 2009

Cambio de sentido

Cambios de sentido... pero cambios de sentido inesperados son los que invaden nuestras vidas. Hoy creemos ser la persona mas triste del mundo, que mañana quizás seamos las más felicides. Hoy luchamos por nuestros sueños y quizás en un futuro no tengamos nada. ¿Quien nos devuelve los sueños rotos? ¿Las ilusiones no-cumplidas? ¿Quien nos dirá si mañana la tristeza se convierte en felicidad o viceversa? En una vida tenemos pasado, presente y futuro. El pasado es algo que no hay que mirar con los ojos del presente debido a que el pasado ya no puede modificarse. El presente es el ahora, lo reciente, lo moderno, lo vigente, el hoy... aunque sea una formación del pasado debemos utilizarlo como herramiento y no como vehículo. Y el fututo... el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos, lo desconocido y para los valientes es la oportunidad. Por ello debemos ser valientes, y vivir el hoy para así poder decir que disfrutamos de la vida. Se debe hacer todo aquello que tu corazón te pida porque vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Please remember

El tiempo, a veces simplemente se nos va de las manos, y tu ahora estás en el ayer junto a los recuerdos. Yo, siempre pensaré en ti y sonreiré y seré feliz solo por pensar en el tiempo que te tuve junto a mi. A pesar de que hoy nos vamos por caminos separados, no olvidaré.. nunca olvidaré los recuerdos que creamos. Por favor recuerda, que estuve ahí para apoyarte y que tú también siempre me apoyaste. Por favor recuerda nuestros momentos juntos, el tiempo era nuestro y éramos salvajes y libres. Adiós, no hay una palabra más triste... y es triste alejarse con solo los recuerdos. ¿Quien puede saber lo que podría haber pasado?todos tenemos una vida y un tiempo.. nunca lo sabremos. Por favor recuerda como reímos y sonreímos, como este mundo era nuestro, como ningún sueño estaba fuera de nuestro alcance, yo estaba para ti, tu estabas para mi, tomábamos cada día y lo hacíamos brillar, escribimos nuestros nombres sobre el cielo, dibujamos corazones sobre la arena y bajo la sombra de la noche, andábamos tan rápido, tan libremente... Te tenía a ti, tu me tenías a mi.. tan solo recuerdolo por favor.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Tic-tac




¡Maldito secundero! Por mucho que deseaba que el tiempo no existiese siempre había algo que me recordase su existencia. Tic-tac una y otra vez más.

A veces deseaba poner en peligro de extinción todos aquellos relojes que me recordaban que mi vida se había estancado hace días atrás. Y esque en aquel deporable crepúsculo apareció un punto y final que relentizo los latidos de mi corazón. Desaparecía de mi vida quien me guiaba por el camino apropiado, desaparecía la razón de mi ser. Lamentablemente el sol salía pero aquellos rayos que desprendía no lograban sustituir la llama que ya se había apagado en mi. Tic-tac una y otra vez más me recordaba que debía sacar fuerzas sin piedad para seguir adelante.

Mañanas inmortales, noches infinitas... todo parecía que abarcaba más tiempo del que ocupaba en el pasado. Y esque había desaparecido el cronómetro de mi existencia. Tic-tac una y otra vez más, pero decidí finalizar aquellos monotonos sonidos. Sabía que llegaría el día en que sabría revalorarme. Y es a mí a quien más tengo que querer.