sábado, 27 de noviembre de 2010

ODIOTE



Odio tener que odiarte sin que tú seas el culpable. Odio los días de lluvia y no tener en casa todo lo que deseo. Odio mi timidez por momentos. Odio mentir diciendo la verdad. Odio saber que te quiero y obligarme a olvidarte. No odio mi bondad. Odio que las redes sociales sean nuestro principal medio de comunicación. Odio soñar contigo y despertarme en el momento del beso. Odio que el resultado de mi desmesurada confianza sea la desconfianza. Odio cuando alguien inmaduro se cree maduro. Odio que la la fecha de caducidad del yogur sea la misma que el día que te conocí. Odio contestar al teléfono en el último tono y que justo me cuelguen. Odio cambiar de canal y que cuando regrese se haya acabado la película. Odio ser conformista con lo que no debería y no serlo con lo que si debería. Odio que me guste todo de mi. No odio creerme mejor que nadie: me enseñaron a eso. Les odio a ellas. Odio mi orgullo. Odio mi voz al teléfono. Odio tener que prepararme para ir solo a comprar pan. Odio mi coquetería. Odio ver películas de terror, girarme, y que no esté ese abrazo protector. Odio quemarme con la comida. Odio no lamentarme cuando suspendo. Odio consentírtelo todo. Odio la playa sin sol. Odio a quienes no aceptan un NO por respuesta. Odio dirigirme a la cocina y no encontrar lo que quiero. Odio bañarme sin música. Odio el “tienes razón” sin argumento. Odio que la Coca-cola se quede sin gas. Odio que solo me quieras cuando me voy. Odio los que sacan un nueve y posteriormente lloran porque no obtuvieron el 10. Odio no saber lo que quiero, no saber a quien quiero. Odio el amor sin sexo. Odio como unas simples palabras me amargan el día. Odio cuando no me llamas fea. Odio leer todos los mensajes del móvil cuando me aburro. Odio ver como muerdes la cuchara y absorbes la sopa. Odio poner la tele y que todos los canales estén invadidos por los anuncios. Odio el niño del ascensor que marca la parada en cada piso. Odio ser princesa y no encontrar a esa rana. Odio el miedo. Odio querer decirte tantas cosas y no decirte nada. Odio que me saluden y me den la mano. Odio cuando en las bodas no ponen “ Paquito el chocolatero”. Odio que me hablen con las gafas de sol puestas. Odio que seas tú esa persona. Odio no decidirme. Odio el silencio. Odio gritar cuando veo una insignificante cucaracha. Odio tenerte lejos. Odio los chistes malos aunque siempre recurra a ellos. Odio a la gente que se cree superior por estudiar Ciencias. Odio que el abuelo de la esquina me diga “morena” con cara de deseo. Odio morderme la lengua. Odio la expresión: “¡DIOS!” en la boca de quienes no creen. Odio saber que no me convienes. Odio abrir la boca cuando me pongo Rimmel. Odio llegar cuando todos se van. Odio las palabrotas. Odio como ella es capaz de alterar mi estado de ánimo cuando reaparece otra vez. Odio la soledad sin compañía. Odio cuando el sol se esconde entre las nubes y de repente hace frío. Odio que hablen en otro idioma que no entiendo. Odio llorar y que se me quite la pintura de los ojos. Odio despertarme justo antes de que suene el despertador. Odio la sal en el mar. Odio que me llegue un mensaje y sea publicidad. Odio los lunes, martes y miércoles. Odio el sexo sin amor. Odio el mismo miedo que me entra cada vez que subo a un avión y empiezan a explicar: “en caso de emergencia..”. Odio el tabaco. Odio estudiar durante días y después no presentarme al examen. Odio el formato de escritura T9 del móvil. Odio que me griten. Odio recordarte cada minuto de mi vida. Odio que del amor al odio haya un paso. Odio que se me quede una canción en la cabeza y tararearla durante horas. Odio encontrarme a 500km de distancia de los que quiero. Odio que me traten de usted. Odio pensar en ti cuando te necesito y que no estés. Odio discutir por teléfono y que me cuelguen. Odio quedarme dormida en el coche en los viajes largos. Odio mancharme solo cuando voy de blanco. Odio que te acuestes con todas. Odio las despedidas. Odio odiarte. Odio levantarme cada mañana. Odio acordarme de ti en cada luna llena. Odio odiar tantas cosas.