lunes, 14 de febrero de 2011

MIEDO


“ Es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza “. Se llama Miedo. Y esa sensación recorre mi cuerpo y se para en mi pecho. Allí, en mi corazón. Ataca al mas débil. Se abalanza sobre él. Y entonces me paralizo, me detengo ante cierto dolor que me conmueve. Siento miedo, no quiero perderte. No quiero subir al cielo, tocar las estrellas y bajar con las manos vacías, como si nada hubiera pasado. Como si todo esto que he sentido hubiera sido en vano. Como si mis ganas de vivir por y para ti las tuviera que dejar al viento. Siento miedo, no quiero quererte y luego perderte. No quiero abrir mi corazón, dejarlo en tus manos y que en un tiempo lo abandones en el rincón mas perdido de la ciudad mas lejana. No quiero correr hacia ti con los brazos abiertos y no encontrarte al final de la carrera. No quiero quererte sin tenerte. Eres como el fruto prohibido. El Si del No. La mancha de la pared blanca. El azúcar de la dieta. Siento miedo no quiero tenerte, quererte y luego perderte. No quiero sentir que eres el hombre perfecto porque entonces haría todo por tenerte junto a mi. Y no quiero comprobar que eso no es posible. Amar es de locos y de locos es no querer por miedo. No quiero ilusionarme con nada y que nada sea una ilusión. Y es que estoy aquí perdida en tiempo y espacio, ¿Será que algún día volveré a reconocerte tras aquel dulce olor? Y después del deseo viene el miedo a perder esa cosa. A perderte a ti. Pero fin. El miedo se abalanzó sobre mi. Hoy me llamo miedo. No tengo otro nombre. Y otra vez más vuelvo a sufrir algo que ya estaba escrito. Otra vez más caí en el juego del amor en soledad, juego de uno, querer sin futuro. Siento que cada paso que doy es en vano, siento que tras una larga temporada en silencio, mi corazón vuelve a gritar de dolor. Se acabó. Fin. No quiero querer sin que me quieran, no quiero sentir por nada ni nadie, quiero ser de piedra. Y deplorablemente subí al cielo, toqué las estrellas y bajé con las manos vacías. Mis ganas de vivir por y para ti se las dejé al viento. Hice que mi corazón volviera a funcionar en vano. Lo dejé en tus manos y siento que ya lo abandonaste en la calle del olvido del pueblo más lejano. Eres el relámpago en mis noches de lluvia, el cielo de estrellas sin luna. Me ilusioné, imaginé y construí una historia de mentira. Engañé a mi corazón haciéndole pensar que todo esto le gustaría. Le dije que no temiera que esta vez pintaría las mañanas de colores y le regalaría flores con olores. Hoy hasta él me ha abandonado. Me ha dicho que ya no quiere sentir nada por nadie. Que no quiere seguir conjuntamente con su gran enemigo llamado dolor. Que si, que vuelve a perder la batalla. Y que se retira del “oficio del sentir” por una larga temporada. Y no me queda de otra. Estamos aquí para ser felices. Y hoy me tomo un tiempo indefinido en el mundo del amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Increíble, cada texto que leo es mejor y más bonito.. pero muxo más profundo también.. en los peores momentos son en los que las palabras mejor salen, mejor se sienten, tristemente.. pero saca algo bueno de esto, haces disfrutar de tus palabras y haces que personas se sientan identificadas..

GRACIAS.

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